2.7.07

Confesiones de un vampiro

Hace tiempo me di cuenta. No días o semanas, sino meses, pero es duro asumir la realidad. Soy un vampiro. Existo. No sé si somos pocos o todos tenemos algo de vampiro, pero ni me reflejo en los espejos, ni me da la luz del día y me alimento de la sangre de personas. También morimos si nos clavan una estaca en el pecho y no recuerdo qué más cosas típicas. Pero espero redimirme para vivir como un ser humano, porque la vida de vampiro es muy dura.

No es chiste ni una broma ni nada por el estilo. Obviamente, no vuelo ni me transformo en murciélago ni otros seres existentes o etéreos, pero no me gusta. Lo sepas o no, duele y se sufre mucho. Proque cuando tienes consciencia y además conciencia, duele la incertidumbre de desconocer la existencia de cura. Creo que existe y que la llevo tomando mucho tiempo, pero no tengo certeza.

Es gracioso apreciar la sabiduría de Bram Stoker y su relato más conocido. Constatar la imposibilidad de reflejarse en los espejos. Obviamente, me reflejo. Pero no lo hace quien no es capaz de mirarse, ni quién no se conoce, ni se acepta como es y sufre viendo su propia imagen. Y yo soy todo eso.

También me da la luz del día, salgo a la calle sin gafas de sol, ni protección solar y en manga corta y hago mi vida cotidiana, si se le puede llamar vida a lo que tengo. Pero llevo mucho tiempo acostándome tarde y no porque disfrute la vida nocturna, sino por la imposibilidad de conciliar el sueño por mi mala conciencia. El ser humano es muy sabio y para mí esto es un reconocimiento a la sabiduría de las generaciones anteriores.

Incluso me llegaron a llamar Conde porque cuando salía de la pìscina con el pelo recién mojado totalmente peinado por el agua para atrás, me decían que me parecía a mi famoso predecesor por la forma de mi "peinado".

Y finalmente llega el dramático robo de energía ajena. Bebo sangre como todo el mundo (¿o soy un bicho raro?): la mía que sorbo cuando me hago alguna herida hasta que se cierra o la curo y no bebo sangre ajena, una buena costumbre en estos tiempos de abundancia de enfermedades de transmisión y de portadores. Pero para robar energía ajena, el mordisco es virtual y es tan "sencillo" como engañar. Basta con mentir o traicionar la confianza, una o varias veces, pues no hay diferencia en la cantidad, como indicaba Anne Rice. Traicionar a quien confía en ti y te da su cariño, su confianza. Comparte sus alegrías y tristezas más íntimas y puede que hasta su ser. Y de ésto ya sé algo más, porque he tenido bastante experiencia. Tampoco es que sea Lestat, pero hay que contar un poquito.

Ahora espero redimirme y, porqué no, disfrutar de la vida como el resto de las personas, lo que no sé si es mucho, poco o nada. Otro día es posible que hable de los hombres-lobo y no porque sea uno de ellos, que creo que de éstos no tengo nada. Loor a los anglosajones y una de sus creaciones, Underworld Evolution.

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